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Selección de poemas pertenecientes a La Edad de la rosa, Premio Ricardo Miró de Poesía 2018.
ALEJANDRA ES UNA MANZANA
(Alejandra Pizarnik)
Alejandra es una manzana
Que cuelga en el árbol del paraíso
Dulce y envenenada
Se amamanta de desdichas
Casi un embrión de oráculo
Un parto de dudas
Y circunstancias
Las ortigas se yerguen
Bajo sus pies descalzos
Y ella baila con la brisa
Devora paisajes
Renace en un cuaderno arrugado
En el bandoneón áspero
Y en las torsiones de las espumas
Alejandra
No se juega en los riscos
Ni se cosechan promesas a deshora
Tus manos
Fecundan las rosas
Con el vítreo resplandor
De las canicas
Y cuando el cronopio te abraza
Tu corona de espinas se transforma en poesía
Un día te araña el pasado
Cicatrices escarlatas
Resurgen entre tus labios
Demasiado cansancio en tu piel de ninfa
Traes los ojos hinchados
De beberte
El mundo
El hambre milenaria de los profetas te supera
Y ya no encuentras la luz
Sino en las sombras
Niña de rincones y estrépitos
Gime un tango en tus huesos
Con voces lunfardas
Alas embalsamadas cosieron en tu espalda
Por eso escondes los miedos
Bajo tu piel de manzana
La balalaica ancestral
Vibra como un presagio
Aunque amanezca no llega la luz a tus diarios
Mis manos auscultan las gavetas de otros
Pero las tuyas tienen la cerradura imposible
De las caricias
Hay frutos prodigados para morfar
Cultivos de trigo
Que cortan el hambre
Y flores endulzadas para arrancar el insomnio
Pero nada calma tus ganas
Tus sueños
Son relámpagos
De un inminente naufragio
Descubriste que tu árbol solo ha parido manzanas
Envenenadas
Tronco de la fiebre
La autoestima dislocada
Y la palabra
Niña perdida
Paloma que sobrevuela ciudades
Desde el subsuelo
No nació el humano que saciara tu
Sed de Maga
Arroja de tu boca la llave
Abre las puertas
Devuelve el aliento a los náufragos
Muerde nuevamente el precipicio
Y enséñanos a incinerarnos con palabras
A encender la penumbra
A asfixiarnos lentamente
Con la vida
LAS CALLES DE TU CUERPO
(Leonora Carrington)
Hay un verdadero país en tu cuerpo
Con sus calles
Sus esquinas memorables
Sus cuitas entre vecinos
Y sus pueblos
Me adentro a recorrerlo
Exploro esa indómita soledad de las plazas
Extendida en tus manos
Alumbrada por luciérnagas
Que anuncian el verano
Y los trenes que dejaron su carga
En tu frente
Ríos infranqueables
Irrigan tus muslos
Cuando te enciendo
Allí
Donde la humedad
Se desvela
En mi boca
Las lianas indómitas de tus abrazos
Revocan la civilización
En el manglar de mis cabellos
Escucho el mar
Y también su silencio
La lluvia en las oquedades
Respiro la incandescencia
Del mástil
Que apunta al puerto
En la ciudad
La noche cae con ruido de estrellas
Y las sombras se toman la casa
En el fondo del salón
Un barco zarpa
Dos cuerpos
Se hacen a la mar entre sábanas
Déjame recordarte la canción de las manos
Cuando se funden voz y aliento
Bebe mis pechos
Calla
Habita dentro de mí
Que recorro tus calles
De nuevo
ANTURIO
(Anaïs Nin)
Detrás de la palabra
Un trémulo tallo estremece
El espacio donde no existe más
Que ausencia de razón
Y ataraxia
Fuiste el viento
El verano
La ceniza
La gota
Y el ungüento
Antorcha de jardín
Mástil y brazo erecto
Bandera ondeante sobre las naves
De amantes sin puerto
Monte de Venus
Distinto
A cualquier ingenio floral
Llegas a ser lo que quieres
No te descifran los pétalos
Como en el tacto rutinario de las rosas
Autodidacta
Aprendiste a no quebrarte como el jazmín
Cuando su perfume
Se desgrana en llanto
Lutróforo del que beberían poetas
Pintores
Ladrones
Mujeres bellas y hasta tu padre
Desconoces el pudor
Porque a diferencia de la diosa
No te engendró una ola
Sino un ejército de corales
Llegas al mundo sin estambres
Alfa
Liber Pater
Sismo en el nirvana
Escordio y caricias alexifármacas
Se funden en tu lecho
Para arroparte
Sedienta de ajenjo
Sorbes las fauces del fauno
Anturio de la noche
Crisálida
Promesa de vuelo
En tu diario coexiste el verbo
Y una danza macabra
Abandonas el baile
Destejes la dilación de Penélope
Pero si revive el hambre
Floreces
Cual interpretación barroca del pecado
Presta a seducir al cielo
Con el beso peligroso
Absurdo
De una daga
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Selección de poemas pertenecientes a El vértigo de los ángeles, Panamá 2019.
VOCES EN EL VIENTO
Soy una voz que pasa
como estridor de trenes
entre las estaciones,
voz
despreciada y anónima
que despeina las nubes del campanario
en su bregar
y en su silente búsqueda de
eco.
No fue una súplica impar.
Fuimos un ejército imberbe de voces,
la negación
de un milagro,
naufragio
germinal
de brevísimos cuerpos
perpetuado
en claustros y llanos;
un coro
seráfico
reventado por la danza del báculo.
En los pasillos,
donde cantan los ángeles,
se fustiga con ortigas
el pecado;
en los pasillos donde criban las almas
bajo la rutinaria niebla del incienso,
donde pedir que se haga la luz
te conmina a las sombras,
allí
todavía
estamos.
El mundo mira (ese planeta celeste
en sus ideas,
terrestre
en su hipocresía)
y dice que nos conoce.
Desconozco tu rostro
pero sé
que a veces miras
hacia otro lado,
y no bastará este desierto en mi cuerpo,
ni mi vagido en el mundo.
Fui una voz elevándose
en el campanario,
clamor
de certezas núbiles,
fui esa voz
que suplicaba a Dios
que los fulminara un rayo.
Déjenme ser
primavera que perfuma el viento;
ser mañana el árbol
cuyas raíces morfan;
déjenme ser alguien
que no los odie.
Si regresan,
déjenme desaparecer.
La luna se asomará en la loma
para apagar su sed,
y
alguien
remendará fútil
mi calvario con salmos.
Cuando duele,
no basta creer.
Soy una voz que no puede callar,
porque mañana
ya será tarde
para el futuro.
ALLÁ EN IRLANDA
Irlanda es una finca esmeralda
donde sonríen ángeles
pecosos
que trenzan sus cabellos
con lavanda,
y cuando duermen,
a veces,
se escucha el cantar de un laúd
y el ladrido de un perro
sediento.
En Irlanda
también muerden los demonios
en el convento.
Sus labios sepultan las sobras del paraíso
y profanan la oración cándida;
sus brazos de fauno desanudan las caricias
y ahora quiero incinerar
el color de las rosas
sobre las sotanas,
porque me han dicho
que allá en Irlanda
les hicieron lo mismo
que en nuestro rancho.
Allá son rubios,
no tienen a una madre en la zafra,
no tienen a un padre que duerme
con la botella abrazada;
no se despiertan con olor a flor de café
en la camisa,
no tienen nada de eso
pero en Irlanda les hicieron lo mismo.
No sé si sus manos les hablaron en español,
si sus togas
almidonadas con incienso
rezaron las mismas mentiras,
solo sé que también les cortaron
las alas.
Allá en Irlanda,
a millones de kilómetros,
también están a años luz
de que Dios los bendiga.
LUNA DE SANGRE
Hoy fue el rojo
Sobre el nácar celeste
Hoy los poetas tuvieron que limpiar la sangre de las espaldas
De sus musas
Descalzas y arreboladas muchachas nicas
Que sorben la pólvora
En las aceras
Hoy fue el mármol enriquecido con la furia de las balas
La luna de sangre más larga
La lucha terca del signo
La maldita avaricia que destruye las barracas
Desarmadas
Hoy te pensé
Errática y firme como me conoces
A veces minúscula
Y gris
Un pétalo acaso
Nunca flor
A veces oscura como una casa abandonada
Y pensé en todas las noches que no viviremos
Todas las caricias imaginarias
Todas las palabras sin rostro
Imaginé tu voz
En medio de la lectura matutina del diario
Cuando los titulares rocen el pan
Y se envuelvan en la caracola humeante del café
Recordándome
Que nada perdura
Ni este instante
Ni la luna en su traición con la blancura
Ni siquiera este anhelo de verso
Tan solo se acicala el deseo
Para esperar tu voz
Deslizándose
En las rajaduras de un mármol sediento
Y pensé
En esa chica tan pura que yace muerta
Imperfección de cadáver
Podría ser sirena
Podría ser un deseo escondido en tu equipaje
En su cuerpo todavía hay un tejido que late
Algo de conciencia en su rostro
Nos recuerda
Que alguna vez tuvo madre
Tengo fiebre, amor
Soy un tulipán que arde en un trópico inconexo con mis sueños
Soy una cometa enredada en un ciprés de un cuento
Soy
Esa materia que rehaces con palabras cada vez que escribes
Una punzada en el aire
Un aliento fresco en otoño
Quizás
Un secreto epíteto de tu melancolía
Yo solía ser un tren
Y atravesaba los marcos de las fotografías
Y podía ser mejor que las huellas
Que dejó la guerra fría en la piel de mis padres
Ahora me detengo
Y pendo del risco de un fonema
De la tersura del líquen
Del riel suspendido en ese abismo que conoces
Pendo del silencio en una lluvia de estruendos
Y ya no seré más
Sino alguien
Que encontró la brecha en la noche
En su paréntesis de sombras
Emulé el preámbulo de un adulterio
Pero estamos locos si creemos en
El fuego
Estamos jodidos
Si pensamos que Ícaro podía volar
Y sobrevivir al
Miedo
Hay veces en que me encuentro dormida en las esquinas
Persiguiendo la fiebre de mis ancestros en mi propia médula
Hay veces en que insisto en cantar
Y ser flexible
Como el barniz de las promesas
Mas estoy de este lado
Me enseñaron a manejar los cubiertos
Y te juro que me cuesta ensuciarme los dedos
Agradezco tu voz despertando mis párpados
Esta voz que veo
Y que huele
A pomarosa
Y a la palabra vainilla
Escarbo un agujero en el medio del patio
Y sumerjo allí
Una lágrima rota
Mira la luna que nace en esta noche iluminada de vísceras
Una noche de besos inexistentes
De infinitos adioses de amantes que no pudieron darse
Hay un laberinto que termina en mis huesos
Escribe un poema para mí, poeta
Y repártelo a esos muchachos
Que no amanecerán
En lunas ni en soles como los nuestros
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Selección de poemas pertenecientes a La nieve sobre la arena, Premio Ricardo Miró de Poesía 2014.
UNA GOTA DE AGUA
Una gota de agua
Inicia
Su camino
En tu cuello
Recorre el espacio
Vía láctea
Desde el corpiño a la pupila
De tu vientre
Se divide
Tras fagocitosis
Fortalecida sigue
Y ya no sé si es sudor o néctar
O la misma gota
Bebida por mis labios
Cuando de rodillas frente a ti
Rezo
INSTANTE
Regresa
A través de
Los campos minados
El frío como distancia
La ausencia
El pánico al pasado
Regresa
Decide
Que el amor se hace
Ahora
No mañana
Ni más tarde
Tenemos un instante
Regresa
MUTIS PROFUNDO
Vamos a llenarnos de haches
A callar el susurro de las caracolas
Abracemos el sol en las piedras
Descifra conmigo el eco
Hasta estrangularlo
Todavía es tiempo
De arrullar amapolas
Y estremecer las noches
Que la desesperanza
Escape por la ventana
Vamos a embriagarnos de haches
Enmudezcamos la palabra
En el umbral de la boca
Pero silencio
Amor
Que no escuche el viento
Nuestro himno colmado de secretos
CARICIA
Mariposas al vuelo vistieron la brisa
Murmullo de dedos convertido en fuego
Tu cuerpo mi cuerpo
Concierto de cuerdas vibrando
En el tiempo
EL SER Y LA NADA
Soy ahora
Aquello
Que no fui
Mañana
Quizás
Otra
En tu vida
La existencia
Liberada
PASEO
Salgo de mi cabeza
Y me pongo a mirar
Al mundo
Completamente en silencio
Llego hasta el umbral
De tu vida
Y le pido al viento
Sus canciones
Me convierto en ave
Y volando
Me encuentro ensartando ilusiones
Te encierro en mis huesos
Vigilo tu sueño
Desde mis párpados
Y procuro
No resultar demasiado insípida
Cuando me canso de esperar
Tus pasos
Te veo recorrer la acera de enfrente
Y no digo nada
No pienso nada
Me asusto de repente con la cara del mundo
Y vuelvo a entrar a mi cabeza
AJENA
Llegarás
Te apetecerá morderme la cintura
Quemarme el silencio
Intentarás tatuar en mis hombros la pesadilla
Que te otorgó el desierto
Pensarás que lo logras
Sobre todo
Porque el viento se ha escurrido de tu mano
Porque mi cintura está dulce como otrora
Y mi silencio está quemado como un llano
Pero no te equivoques
No grites
No llores
Porque ahora soy esta que amas
Pero que no conoces