ELA URRIOLA O LA NUEVA GRAMÁTICA DE EROS. POR: RAFAEL RUILOBA.
Ela Urriola, posee un Doctorado en Filosofía Sistemática por la Karlová Univerzita, Praga. Obtuvo menciones honoríficas en Concurso Municipal de Poesía “León A. Soto” con Noemas (2002), el Concurso Universitario de Poesía “Demetrio Herrera Sevillano” (1997) con Modus vivendi, y en Cuento “Darío Herrera” (1996) con El grito en el silencio. En 2014 obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Ricardo Miró” con su obra La nieve sobre la arena. Es pintora y Catedrática de Filosofía en la Universidad de Panamá.
La poesía de Ela Urriola es la referencia plurisignificativa de un erotismo sublimado, donde la estrategia de su poema, no es lo que el poema dice, sino lo que interpreta el lector. Por eso sus poemas tienen títulos ambiguos para llevar al lector a la doble lectura. El uso de la figura retórica llamada letigrafía usada en su libro Nieves sobre la arena hace que la sutileza del verso eluda los prejuicios. Ojos en Negros es también Ojos en Eros. Bebe la vida es también Bébeme la vida. Tempo es también Temo. De esta manera el poema tiene dos títulos, dos lecturas que no se desambiguan sino que se complementan. El primer sentido a la primera lectura propuesta es la normal, la apegada a la lógica del lenguaje, la segunda es la sugerida por la semántica del erotismo. El poema es un artilugio semiótico para que sea el lector el que elija su propia lectura. Desde las intenciones del autor la ambigüedad en el significado del título complementa el sentido de la interpretación que completa al otro. El sentido del poema va desde la semántica de las intenciones del autor a la pragmática o interpretación del lector, quien hace su propia lectura, o escribe su propio poema. Por tanto sus poemas tienen un registro abierto a todas las experiencias amorosas como experiencia humana.
Todo el libro es un solo poema dividido en un compendio de experiencias amorosas para dar sustento a un erotismo satisfecho. Erotismo, visto como unidad entre amor y deseo. A diferencia de la experiencia de la tradición cultural que une eros y muerte, como dice Michel Faucault es el punto de partida para una «nueva moral». [ Cf Michel Foucault, 1997.p 9]. En cambio para Ela Urriola su moral es la del mito de Psiquis y Eros, donde ella huyendo de la muerte síquica de la soledad va al infierno para rescatar su amor. Aquí hay una metáfora: ha muerto el individuo para que nazca la pareja unida por el amor.
Lo que Ela nos dice es que el erotismo es el vínculo que hace esta unión. En efecto este es el único mito ajeno a las interdicciones sexuales de la moral antigua, este amor era el ágape griego, por lo que Ela, está más cerca de la tesis de Herbert Marcuse ( 1961, p 86 ) quien considera que la vida es la función de Eros en su unidad con el amor. Georges Bataille piensa que la relación de Eros con la muerte síquica que da origen a la pareja es la que da más sentido al erotismo. (cf Bataille, El Erotismo, 1957 p 23) porque garantiza el amor y solo el amor le permite al ser discontinuo, la continuidad del ser, ( cf Bataille, p 36). Según este autor Eros y la muerte del ego van unidos porque de la interdicción que los relaciona surge el amor. Por eso es necesaria la restricción que permite la continuidad del hombre para que la sexualidad sea controlada por la cultura, en el caso de Ela por el amor para que el erotismo esté orientado hacia la trascendencia. Bataille en su libro Las lágrimas de Eros ( 1961) estudia esta relación y postula que Eros nació de nuestra conciencia de la muerte. Por eso para Ela el erotismo amoroso es una coartada contra la muerte. Y esta es la lógica estética de Ela haciendo filosofía con la poesía. Parecería extraño, pero este es el amor erótico de la pareja unida por amor; unas veces sublimado, otras se asoma al umbral del sentido por la interpretación y otras veces es oscuro, otras, diáfano. Es el erotismo que en la mitología griega era profesado por Afrodita, exaltado en el Cantar de los Cantares, pero en Ela la religiosidad es ahora el amor que atraviesa el cuerpo por medio del deseo satisfecho para lograr la conjunción del amor. Su poesía es la de una mujer que asume al hombre como objeto de su deseo, de su satisfacción y de su amor. No es el Eros que tiene al castigo como valor; es el Eros que tiene al amor como coartada contra la muerte.
Hay dos registros para contextualizar sus poemas el primero es la poesía panameña. A diferencia de las poetisas de la República que tenían que eludir el deseo o sublimarlo en la maternidad o en el amor de viuda eterna, temas iniciales de la poesía panameña, donde el erotismo de la mujer era falsificado por hombres, que escribían con seudónimo de mujer para fingir un erotismo femenino. Ela convierte al hombre en objeto de su deseo satisfecho, lo que le da una perspectiva diferente a la tradición panameña. Por eso ella inscribe una nueva gramática del Eros, sobre todo cuando lo hace describiendo todos los procesos sicológicos de la integración amorosa. Por eso su libro Nieve sobre la arena es un alegato filosófico sobre el amor, el erotismo como la conjunción de las diferencias entre el hombre y la mujer o mejor dicho, la mujer con el hombre. Su deseo está libre de coerción, se hace comunicación con el amado en las intenciones y toda sugestión amorosa se aproxima a si misma ensimismada en el otro, encimada en la pasión para anexionar su amor por medio del cuerpo del otro hasta llegar a fundir su alma.
Esto es significativo en el otro registro de la cultura, donde hay una inflación erótica en las sociedades contemporáneas como dice Gilles Lipovestky en L’ere du vide. Essais sur l’indivíduaKsme contemporain. Editions Gallimar, Paris 1981, el deseo está dirigido en beneficio de una apoteosis de las relaciones de seducción, de una inflación erótica. Porque no hay amor. Ela reivindica la unión de Eros con el amor. Y todo su libro describe el efecto psicológico de esta pasión por la vida. Ahora el sexo-máquina disuelve las relaciones de seducción en una orgía repetitiva. Pero ¿y si lo esencial no estuviera ahí? Se pregunta Lipovestky. Esa es la pregunta que responde Ela Urriola con su poesía. Lo esencial no es el sexo máquina, es el sexo como vinculo del amor. Pero para ella esa respuesta implica un cómo: la unión erótica de la pareja hasta hacer surgir el amor, y para encontrar la respuesta cada poema describe una situación por medio del lenguaje visual, auditivo y kinésico, para construir por medio del doble sentido o la plurisignificación un vínculo emocional con la pareja, ya sea usando al deseo erótico como nostalgia para conjurar la soledad, y mantener el vínculo de la pareja aun en su ausencia. De esta manera el sexo la convierte en persona. Esto hace que su erotismo tenga sentido por su conjunción con el amor. Ya no se trata de que el deseo o el sexo luchen con la prohibición moral, contra el silencio de su deseo frustrado, contra la histeria solapada o el misterio de la redención por el sufrimiento o el sacrificio de sus placeres, sino que ahora luchan con el sin sentido de un autoservicio libidinal, donde el sexo es de carácter superficial, o es usado como negocio por la sociedad de consumo. Ela se aferra a una concepción humanista del amor donde el deseo, el sexo y el placer unen a dos seres por medio de la conjunción amorosa. De esta manera Ela Urriola contextualiza su arte de amar para que el amor le dé sentido a la vida.
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Etiquetas: Rafael Ruiloba